Sin penetración, por favor. Solo la puntita
¡Sin penetración, por favor! Mi novio podría sospechar algo» Hermanastra frotando y follando
Con un susurro, le confesó que siempre había sentido una atracción especial por ella. Elena, sintiendo un cosquilleo recorrer su piel, se acercó un poco más, dejando que la tensión del momento creciera. Entre risas y miradas intensas, las manos encontraron su coño, y en ese instante, la calentura se transformó en algo mucho más ardiente, donde los susurros se convirtieron en promesas y las risas en suaves gemidos de deseo.